Moscú y San Petersburgo. A veces las razones por las que unas vacaciones se convierten en un recuerdo agradable son por motivos puramente emocionales. Hay destinos que por si solos pasados unos días ya te transmiten buenas sensaciones. Da igual los kilómetros recorridos por sus calles y el cansancio que acumules cada día, simplemente lo que ves te gusta y sobre todo te emociona. No todo en la vida es un buen selfie si no conoces lo que hay detrás de ese monumento o esa avenida. Para que un país, un paisaje o una ciudad te enamoren te tienen que dar varias buenas razones para que a tu vuelta sean algo más que una buena colección de fotografías. Por ello las razones que vienen a continuación no son tan simples como uno se puede llegar a pensar, ya que el conjunto de todas ellas forman un viaje casi perfecto a dos ciudades que creemos que hay que conocer al menos una vez en la vida.
Nuestras 7 razones – Moscú y San Petersburgo
1La historia
Moscú y San Petersburgo podrán ser dos ciudades muy distintas, pero ambas son consideradas como parte de los principales pilares de la historia de Rusia. Moscú representa la explosión comunista en su más pura esencia, claramente reflejada en el diseño de sus calles y en su excéntrica arquitectura. Moscú posee edificios de dimensiones colosales como el Ministerio de Asuntos Exteriores o la propia Universidad de Moscú. A parte, la Plaza Roja, centro de cualquier demostración bélica o de poder, alberga desfiles cada año que nos muestran el armamento más letal de la «madre Rusia».
En cambio San Petersburgo es una ciudad con una historia mucho más ligada a la monarquía y a los zares, de hecho fue la capital hasta la Revolución Rusa a principios del siglo XX, pero antes de que sucediera esto sus gobernantes dejaron un legado digno de lo que ellos fueron, reyes.
Los Palacios como Peterhof o el de Catalina en Pushkin demuestran el verdadero poder de aquel imperio, ya que pocos palacios en el mundo les superan en belleza. Puedes llegar a pensar que tal despliegue de recursos es excesivo e incluso obsceno, pero al menos es una forma te darte cuenta que aquellos ricos zares vivieron una época que hoy en día podría considerarse casi irreal. No todos tenemos la posibilidad de tener un palacio destinado a fiestas, orgías y a los más curiosos menesteres. No todos tenemos decenas de lagos y bosques para el disfrute de unos pocos.
A parte del pasado monárquico esta la época de las grandes guerras y sobre todo la de la Segunda Guerra Mundial, marcando un antes y después en San Petersburgo. En aquella guerra la ciudad fue sitiada durante 900 días por el ejercito alemán condenándola al hambre y al ostracismo. Se cuenta que se dieron casos de canibalismo, demostrando que la impotencia, el aislamiento y la falta de alimentos pueden hacer que el ser humano realice auténticas barbaridades.
Los alemanes no solo ocuparon gran parte de Rusia, si no que saquearon lo poco que quedaba de los espléndidos palacios de los antiguos zares. Por suerte para la historia Stalin ordeno poco antes de la invasión esconder y retirar las grandes joyas del pasado imperio. Como curiosidad Hitler quiso celebrar en Peterhof la invasión en Rusia, pero tal odio le profeso esa situación a Stalin que mando bombardear ese palacio despojando a Rusia de su propio legado histórico. Es una anécdota, pero aunque a día de hoy esta prácticamente restaurado, el fuego se llevo más de un verdadero recuerdo por un arrebato de ira.
Si viajas, no dudes en conocer antes la historia del destino, haráa de tu vista más rica y sobre todo, te la llenará de nuevas experiencias.
2La inmensidad
Rusia es un sinónimo de inmensidad, hablamos con diferencia del país más grande del mundo, y por que no, si un país es inmenso, ¿sus ciudadanos no les puede dar por construir a lo grande?. Moscú es uno de los mayores ejemplos hablando de inmensidad. Es una ciudad relativamente nueva, ya que en sus orígenes fue una ciudad nacida de la madera y destruida por un pequeño francés que le dio por invadir Europa allá por el siglo XIX. Pero después de ser asediada y quemada Moscú resurgió de sus cenizas como el Ave Fénix y con la llegada del comunismo se erigieron grandes avenidas, alguna con más de 16 carriles, y edificios que rivalizaban con los de Nueva York en los años 30. Todo es enorme, las manzanas son dignas de un «medio marathon». Un paseo es una travesía, visitar la terraza de un rascacielos es escalar una montaña, todo es enorme, y es quizá por esas monstruosidades que ciudades como Moscú llamen la atención y nos parezcan un tanto distintas y a la vez tan atractivas.
3La belleza
Si hablamos de belleza a muchos les viene a la cabeza París, y es quizá por esto que a San Petersburgo la llamen la París del este. Muchas veces digo que viajar te ayuda a captar conocimiento y verdadera opinión, pero lo cierto es que hay muchos lugares en el mundo que destacan sobre el resto solo por su accesibilidad o por su situación geográfica. Si San Petersburgo estuviera en el centro de Europa y no tuviera unos inviernos que no se los desearas ni a tu peor enemigo, estoy casi seguro que podría ser mencionada tantas veces como París, y por tanto, no dudarían en decir que es una de las ciudades más bellas del mundo.
San Petersburgo como sus alrededores reúnen tal cantidad de arte que pocas ciudades le pueden hacer sombra, y a parte, tiene la condición de tener uno de los mejores museos del mundo, el Hermitage, alojado en el interior de un auténtico palacio. ¿No será San Petersburgo por si sola una obra de arte?.
4La aventura
Cuando se habla de un viaje de aventura normalmente no lo asocias a visitas a ciudades como Berlín, Londres o Roma, si no más bien a la montaña o cualquier destino que haya contacto con la naturaleza o el deporte. Pero Rusia, como puede pasar con China o Japón, puede ser un permanente dolor de cabeza si no te aclaras con su idioma o con su caligrafía, ya que ni hablan inglés ni castellano y su caligrafía te costará interpretarla. ¿Entonces como te haces entender o como te orientas?. Pues aquí viene la aventura, por que sin ella, el viaje podría perder su gracia. No todo en esta vida te lo pueden poner fácil.
5 El futuro
Moscú es el auténtico reflejo del poder ruso y financiero. Desde hace unos años al oeste de la capital rusa se está edificando un todopoderoso centro financiero capaz de hacer frente a los rascacielos de Hong Kong o Singapur. Quien visitara esta ciudad hace unos años posiblemente no daría crédito a lo que puede ver hoy en día, pero lo que es mejor, el que visite Moscú en los próximos cinco años verá una ciudad totalmente distinta. Moscú comienza a mirar hacia el cielo y no quiere quedarse atrás en la hegemonía de los grandes rascacielos.
6La noche
Hay ciudades, sobre todo las grandes urbes modernas, donde la noche las hace realmente diferentes. Moscú como San Petersburgo no se quedan atrás, ya que la noche las transforma y las hace aún más vivas. Moscú es un vivero de grandes discotecas y restaurantes en azoteas con vistas realmente increíbles. San Petersburgo en cambio ilumina lugares como el Hermitage, el Admirantazgo o la Catedral de San Isaac entre otros, invitándote a salir cada noche y verlas desde una perspectiva diferente.
Impresiona ver los grandes edificios, los palacios, las iglesias o los museos iluminados con la llegada de la noche. La noche ya no es para los «animales nocturnos», la noche en Moscú y San Petersburgo es para todos.
7La religión
Para los católicos y protestantes el mundo ortodoxo puede llegarnos a chocar un poco. Iglesias y catedrales sin bancos donde poderse sentar, pinturas o murales en cualquier recoveco, y lo que es mejor, una arquitectura llena de color con rasgos un tanto orientales.
La Catedral de San Basilio es uno de esos edificios singulares que «soportó» el envite de Napoleón tras aquel incendio de 1812 que acabo con casi todo Moscú. La Plaza Roja, donde reside la catedral, sería un desierto rodeado de edificios «grises» si no fuera por esas cúpulas llenas de color.
En San Petersburgo está la Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada, un nombre tan largo como los suspiros que dejan los turistas al verla por primera vez. Juzgar vosotros mismos, pero sin la religión estas obras de arte hoy en día no estarían entre nosotros.