Recuerdo en un viaje a Tanzania leer un libro sobre los montes o Montañas de la Luna (Rwenzori), unas montañas ubicadas en un lugar desconocido por los “europeos” y donde Ptolomeo en el siglo III a.c ubicó el famoso nacimiento del Nilo. En aquella apasionante lectura descubrí la audacia, el ego y la pasión de varios exploradores británicos en busca de gloria para hallar ese rincón a través de una Africa “hostil” y salvaje. Todo esto originó un sueño, el sueño de partir hacia las Montañas de la Luna.
Del sueño al viaje, las Montañas de la Luna
Exploradores en Africa
Siempre me ha apasionado cualquier relato de exploración, sobre todo lo relacionado con Africa. En el siglo XIX exploradores como Livingstone, Burton, Speke o Stanley entre otros se adentraron en una Africa desconocida para los europeos, dando a entender en aquella sociedad que estábamos antes el descubrimiento de un “nuevo” mundo. La realidad por aquel entonces era que los nativos, árabes y traficantes de esclavos ya conocían esos rincones del Africa desconocida, pero pocos, o quizá ninguno, habían subido a las cumbres parcialmente nevadas de las Montañas de la Luna, donde realmente nacían los afluentes del gran río que desembocaba en el norte, el Nilo.
La mayoría de estos relatos se ciñen a sus aventuras entre los reinos y las tribus del Africa central, pero poca mención a los paisajes que te dejan boquiabierto del Rwenzori, donde la mayoría no lograron alcanzar. Esta región tan mítica y legendaria, con un nombre tan enigmático como las Montañas de la Luna, solo te puede provocar una acción, el ir y un solo deseo, conocerlas. Realizar una ruta por esta cordillera es sin duda retroceder en el tiempo.
Siguiendo los pasos de un sueño
Hace unos años en la ascensión al Kilimanjaro (Tanzania) o en el Cocuy (Colombia), descubrimos que a la altura del ecuador y por encima de los 3.500m existe un paisaje y una flora muy peculiar y fascinante, como sacada de una película de King Kong o de dinosaurios como Jurassic Park, algo que impresiona, pero en un peldaño más abajo si lo comparamos con la belleza de las Montañas de la Luna.
Sabíamos que este viaje tarde o temprano se tenía que materializar, porque esos paisajes, esas lobelias gigantes, los Dendrosenecios (la planta que más nos emociona) y ese aire fantasmagórico que tienen esas montañas es algo que hay que conocer una vez en la vida, y más si amas la montaña y la naturaleza como nosotros.
El sueño está listo, corre
Viajar a Uganda, y concretamente a Rwenzori, siempre fue una asignatura pendiente en nuestras mentes. Su lejanía, el alto coste del viaje y el tiempo, esas cosas que nos hacen falta a todos, hacía cada año que este sueño se desvaneciese con si la niebla se adentrara en las montañas. Pero un día como otro cualquiera, volviendo a leer relatos sobre los antiguos exploradores británicos decidimos que no podíamos esperar más, queríamos ir a realizar una ruta de 9 días en uno de los paisajes más extraños, antiguos, diferentes y bonitos del planeta. El sueño estaba en marcha.
Una realidad que superó nuestras expectativas
Algo único y diferente
Rwenzori o las Montañas de la Luna es un lugar que se podría resumir con una sola palabra, magia, algo latente una vez que las conoces. Poca gente que se acerca a estas latitudes. Los que se acercan a las montañas normalmente se quedan en los pueblos de alrededor en busca de recuerdos románticos del pasado, y los que no, en otros lugares de Uganda o el Congo haciendo un Safari o viendo los gorilas en Virunga. Los que deciden adentrarse en ellas y superan después de varios días caminando y gran esfuerzo la barrera de los 3.500m, solo puede encontrar una cosa, magia, magia en un paisaje que parece sacado de una película de dibujos animados o de un pasado tan remoto como podría ser nuestra prehistoria.
El cambio a esa altura de paisaje es tan drástico que ese shock se te queda grabado para siempre en tu retina. Las faldas de las montañas a baja altitud es pura selva, selva con bosques llenos de vegetación donde los árboles combaten ferozmente por los pocos rayos de luz que golpean estas laderas. Pero una vez superados los 3.500m el shock es de levantarse el telón, ya que es donde comienza el verdadero espectáculo de Rwenzori.
Te sientes como si estuvieras en otro mundo, un mundo extraño, donde las plantas parecen sacadas de una película de ciencia ficción de los años 50 o 60. Los arboles son plantas, plantas que miden más de 4 o 5 metros, plantas que forman bosques, bosques donde parecen que habitan dinosaurios o insectos de un tamaño colosal.
Despierta, puede ser tu historia
Imagínate que estas escuchando la banda sonora de Jurassic Park, así te pones en contexto. Estas caminando, a más de 4.000m. Kilómetros de Lobelias gigantes o Dendrosenecios forman extraños bosques. En medio de todo, un estrecho camino lleno de barro. Aparecen pequeñas lagunas en los pequeños espacios que dejan estas increíbles plantas. Todo esta húmedo, y las pocas rocas que se dejan ver están cubiertas por un musgo de un verde electrizante. Hay arboles, pero los pocos están cubiertos con sábanas de líquenes, dando un aspecto como si hubiera llegado «Halloween» al bosque.
Todo es extraño, pero realmente bonito. Es como estar en un plató, en un plató de cine haciendo tu deporte favorito, el senderismo. En tu mente está llegar al objetivo, ascender al Margharita, con 5.109m, pero eso deja de cobrar importancia con un paisaje como Rwenzori.
La fotografía no hace justicia al paisaje que vimos en este rincón de Uganda. El sueño esta cumplido, ¿tienes un nuevo sueño?.