Teníamos unas ganas terribles de volver a realizar una ruta por las Bardenas Reales de Navarra. El lugar nos fascinó años atrás y aprovechando un puente que nos habíamos fijado vara visitar el castillo de Olite y el monasterio de Leire, buscamos una mañana para regresar al desierto de las Bardenas Reales. Una mañana que se haría muy larga ya que al final entre parada y parada para realizar fotos no nos quedó mas remedio que echar un día entero.
Ruta por las Bardenas Reales de Navarra
Nuestro hotel estaba localizado en la ciudad de Tudela, al sur de Navarra. Nos pareció un lugar bien comunicado y perfecto como centro de unión entre todos los lugares que deseábamos visitar. Desde allí y durante 3 días haríamos diversas excursiones entre ellas una pequeña ruta por las Bardenas Reales. Estas están relativamente cerca de Tudela, a poco mas de 10 kilómetros.
Se puede entrar a las Bardenas Reales desde muchos lugares diferentes pero quizás desde la localidad de Arguedas sea la mejor opción, sobre todo porque es el lugar mas cercano de los puntos mas importantes como el Castil de Tierra o Chimenea de las hadas, además de estar el centro de interpretación en la carretera de entrada al parque. Esto supuso nuestra elección y porque estaba muy cerquita de Tudela.
Tras llegar a Argueda tomamos el desvío a las Bardenas Reales, todo ello muy bien señalizado, y comenzamos a conducir por una pista asfaltada bastante estrecha pero en buenas condiciones. Varios kilómetros de después paramos en el centro de interpretación donde nos dieron un pequeño mapa y una serie de instrucciones para visitar el parque.
Nuestro objetivo no era realizar la ruta circular que hicimos años atrás, sino atravesar el parque de sur a norte completamente, terminando muy cerca de Carcastillo y desde allí marcharnos al monasterio de Leire.
Tras entrar en el parque lo primero que nos encontramos es una base militar con una enorme antena militar. Momento en el que se termina la pista asfaltada y desde aquí será todo tierra hasta el final. Desde este punto ya comenzamos a ver las siluetas de las montañas arenosas del desierto de las Bardenas y la primera que nos encontramos esta justo al girar hacia la izquierda en el propio acuartelamiento, justo al lado de unas casas llamadas el corral de los hermanos.
Esto es un simple aperitivo de lo que nos esperaba y el tiempo a pesar de que estaba un poco gris, al menos dos dejaba disfrutar de los tonos marrones que inundan estas pequeñas montañas de menos de 400 metros de altura.
Mas adelante volvimos a parar, donde hay formaciones tanto en el lado izquierdo como en el lado derecho y la verdad que merece la pena pasar un rato en este lugar y subir hasta un mirador que hay cercano.
En el lado izquierdo hay una caseta y una pequeña montaña justo detrás de ella desde donde podemos observar la grandiosidad de este desierto. La verdad que parece Marte.
A la derecha de la carretera, justo el sendero que sube a un mirador, tendremos diferentes vistas todas ellas bastante agradables. El sendero en cuestión es sencillo pero no aconsejable si llueve porque puede ser bastante resbaladizo.
El día que no acompañaba, ocultaba los paisajes que estaban a nuestro alrededor, todo por culpa de una niebla incipiente y muy común por estas tierras, todo ello debido a que el río Ebro no anda muy lejos de aquí.
Desde el mirador las vistas no estaban mal, pero como el día andaba algo raro las tonalidades de las montañas no se mostraban como realmente eran.
Seguimos la carretera hasta encontrarnos el emblema de las Bardenas reales, el Castil de Tierra o Chimenea de las hadas, donde previsiblemente os encontrareis unos cuantos coches aparcados en el parking.
Como es lógico hay una valla que impide que nos acerquemos pero si tenemos la posibilidad de bordearla y verla desde su lado posterior, a través de un barranco forjado por las aguas. La verdad que este pináculo es impresionante y es muy previsible que dentro de unos años deje de existir porque parece que se vaya a desmoronar en cualquier momento.
Continuamos la ruta por las Bardenas Reales y hacemos una parada mas adelante simplemente para caminar un rato por un paisaje sacado de Marte, y donde montones de pequeñas formaciones de tierra han formado un verdadero laberinto.
En esta parte de la ruta los coches comenzaron a desaparecer, sobre todo al tomar la pista del Caldero, dado que la mayoría se queda en la chimenea y se da la vuelta. Desde este punto la pista se vuelve un poco mas tortuosa pero de momento no es necesario el uso de un 4×4.
A los laterales de la pista se observan numerosos barrancos creados por la acción de las aguas, teniendo que parar en mas de uno para disfrutarlos. Sus aguas completamente transparentes parece que carezcan de vida, pero nada mas lejos de la realidad.
Continuamos por la pista y nos desviamos por la Cañada real de los Roncaleses, donde las formaciones clásicas de las Bardenas comienzan a desaparecer y así llegar hasta el monumento al Pastor Bardenero, escultura creada por Antonio Loperena, amantes de este lugar.
Con esto dimos por terminada nuestra Ruta por las Bardenas reales ya que a pocos kilómetros de esta célebre figura llegamos a la carretera asfaltada que nos llevaría hasta Carcastillo.
Datos prácticos
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¿Cuándo ir a las Bardenas Reales?
La mejor época del año para visitar las Bardenas Reales comienza desde Octubre hasta Junio, evitando los meses más calurosos. Al ser un desierto carece árboles y de lugares donde una pequeña sombra nos evite quemarnos al sol, por lo que si se te ocurre ir en bici o andando, suerte, acabarás como un huevo frito.
Abre todos los días, de 9:00 a 14:00 y de 15:00 a 17:00 y no está permitido pernoctar.
¿Cómo llegar?
La principal entrada parte desde Arguedas en la N134, no muy lejos de Tudela, pero hay alguna que otra entrada sobre todo para poder practicar bicicleta de montaña.
¿Que llevar?
Los recorridos en coche suelen ser de unas 2 o 3 horas, por lo que asegúrate de llevar el deposito de gasolina lleno, agua y algún aperitivo, ya que no hay tiendas durante el trayecto.