La historia esta repleta de batallas, guerras y destrucciones de lugares que hubieran dejado atónito a cualquier viajero. Quien no ha soñado en ver las pirámides de Egipto cubiertas de oro, los jardines de Babilonia o el coloso de Rodas o el faro de Alejandría. Sea bien por causas naturales o por guerras, siempre habrá lugares difíciles de volver a recrear incluso después de una buena reconstrucción. El Palacio de Mandalay, que aunque hace escasa sombra a estos pasados colosos, es una de las mejores reconstrucciones del país y uno de los lugares obligados a visitar en una de nuestras ciudades favoritas de Myanmar, Mandalay. Unos lo detestan, otros lo aman.
Un poco de historia
Antes de que el Palacio de Mandalay fuera devastado por un terremoto, bombardeado en varias ocasiones y quemado hasta sus entrañas durante la segunda guerra mundial era el sinónimo de la opulencia, la burguesía y el lujo de Myanmar. Fue construido a mediados del siglo XIX por el Rey Mindon. El Palacio está rodeado por una muralla y un gran foso, al estilo tradicional birmano.
El Palacio de Mandalay
La envergadura del recinto amurallado donde se encuentra el Palacio de Mandalay es colosal, se puede tardar fácilmente más de una hora en rodear todo el recinto. Cada cara de este gran cuadrilátero mide más de un kilómetro.
Nosotros optamos por motocicleta para poder rodear todo el Palacio de Mandalay, aunque existe la posibilidad de rodearlo con un Rickshaw tirado de un lugareño en bicicleta, pero no lo recomendamos, es tan grande que ves como sufren los pobres.
Gran parte del recinto es un recinto militar, por lo que esta prohibido al turismo. Solo se puede acceder por uno de los lados, la entrada este, una vez pasado por una garita y recorrido más de 500m para llegar al palacio, situado en el medio del complejo amurallado.
La entrada nos resultó carísima para lo que puede llegar aportar este palacio, 10.000 MMK, como si del Prado se tratará por un complejo que está el 90% reconstruido, eso si, parece de verdad y la estética es muy diferente de todo lo que queda en Myanmar.
La visita no tiene porqué durar más de una hora. Se hace descalzo, y uno de los edificios más vistosos es una torre con una escalera de caracol de aspecto salomónico. Desde esta torre hay unas vistas de todo el Palacio y parte del complejo militar.
Mandalay Marionettes, junto al Palacio de Mandalay
Es uno de los clásicos espectáculos de Myanmar, justo al lado del Palacio, como a unos 10 min de la entrada este. Aunque la entrada es de las más caras de la ciudad, unos 20€, merece la pena. Se puede pagar con tarjeta, sinónimo de que esta destinado principalmente para turistas.
Os podéis hacer una idea con un vídeo de nuestro canal de Youtube:
Este espectáculo de marionetas recrea cuentos basados en el Jataka y el Kamazat con ciertos toques de humor y amenizado por un señor más que simpático de más de 100 años de edad. La compañía esta formada por personas de todas las edades y ha realizado varias giras alrededor del mundo. Un pedacito de arte de Myanmar en este rincón perdido de Mandalay.
Se puede decir que la mejor hora para visitar el Palacio es por la tarde. De esta manera se puede aprovechar el camino e ir a ver el espectáculo de marionetas. Una experiencia diferente.