Milford Sound no es solo uno de los fiordos más espectaculares de Nueva Zelanda, si no también uno de los más visitados y fáciles de recorrer. Así como el fiordo Doubtful Sound está más oculto y difícil de llegar, Milford Sound, aunque parezca una aventura llegar hasta él, es de los más accesibles cuando no hay nieve y estemos hablando del verano neozelandés, desde noviembre/diciembre hasta febrero/marzo. Nosotros lo visitamos a primeros de diciembre, en autocaravana y con las ganas de ver uno de los lugares más mágicos de Nueva Zelanda.
Nuestra experiencia en Mildford Sound
Todo sobre este viaje
Antes de partir
El fiordo de Milford Sound esta al oeste de la Isla Sur, la isla más grande y más despoblada de este espectacular país. Sabíamos de antemano que ver Milford Sound en un día soleado solo es para gente con suerte y muy afortunada, algo de lo que carecemos desgraciadamente :). Prácticamente el 95% de los días en Milford Sound son lluviosos, ya que hablamos de una de las zonas con mayores precipitaciones de toda Nueva Zelanda. Independientemente de esta particularidad esto no tiene que ser un problema, porque la experiencia haya que pagar alrededor 120€, que es lo que cuesta el barco y la aventura en Kayak (opcional), merece la pena.
Es importante si visitas Nueva Zelanda en temporada alta que reserves ciertas excursiones con tiempo, ya que aunque parezca mentira las pocas plazas y la aglomeración en ciertos lugares hacen que puedas llegar a un sitio después de recorrer 300km y te quedes en la calle. Por tanto, para la excursión de Milford Sound compra ya las entradas por Internet.
Llegando a Milford Sound
Pasamos la noche en Te Anau, una pequeña localidad junto a un enorme lago del mismo nombre. Cenamos en un restaurante de corte americano donde nos atendió una chilena encantadora, chilena que nos contó anécdotas del tipo… aquí todo el mundo tiene un barco, la gente prioriza su tiempo libre al trabajo, etc.. y la mejor, cuando ella hizo la entrevista para poder trabajar en Nueva Zelanda una de las cosas que más valoraron fue su vida fuera del trabajo, algo que según, y tienen razón, hace que seas más productivo. Feliz en tu tiempo libre equivale a gente productiva.


Uno de los consejos que nos dio la chilena de cara a Milford Sound fue que repostáramos antes para llegar a Milford Sound, ya que no hay ninguna gasolinera hasta el fiordo. La distancia entre Te Anau y Milford Sound son 118km. A parte, llegar al fiordo es una carretera sin salida, por lo que una vez visto el fiordo hay que dar media vuelta y volver a Te Anau.


Un día fascinante, un día de lluvia
Por suerte habíamos reservado con antelación, ya que cuando llegamos al fiordo el puerto estaba lleno de autocaravanas. Aparcamos como a 500m del puerto y cuando llegamos a la oficina de tickets vimos los horarios que había disponibles. Por suerte, con la reserva no tuvimos problemas, pero había gente que tuvo que esperar un día a conseguir tickets. Ya con los tickets en la mano esperamos al barco, un imponente ferry con dos plantas. En ese momento teníamos la fe de que el tiempo mejoraría, ya que desde que nos acercamos al fiordo la lluvia y la niebla hizo acto de presencia.


Una ruta de ida y vuelta
Al final perdimos la fe y teníamos claro que no iba a parar de llover, por lo que tuvimos que tomar una decisión. Dentro y contemplar el fiordo desde una ventana o fuera, en cubierta, con un viento molesto y una lluvia retadora. Si estas en el «fin del mundo» y no sueles visitarlo, ¿porque no mojarse un poquito?. Pues eso, aunque lloviera el poder disfrutar de las cientos de cascadas que caen sobre el fiordo hacen que el frío y la humedad se te olvide. Milford Sound es un espectáculo, ya que a veces cae tanta agua de la montaña que piensas que la propia montaña es una cascada.


Gran parte de la travesía, ida y vuelta, fue en cubierta o dentro, porque nos cayó tanta agua que era casi imposible estar arriba. Como anécdota en Nueva Zelanda es obligatorio que siempre haya una persona en cubierta, aunque caiga el diluvio universal, cosa que me chocó bastante ya que estaba solo arriba junto a parte de la tripulación aguantando el chaparrón, y claro, le pregunté a la persona que había que hacía fuera cuando podía estar dentro… El motivo era yo, si hay un turista, tengo que estar. No sabía con quien se había topado :).
La experiencia con el kayak
Ya de regreso al puerto nosotros habíamos contratado previamente una excursión en Kayak por el fiordo, por lo que el barco paró a medio camino en un lugar idílico.
En aquel lugar había un pequeño puerto en medio de la nada, en la desembocadura de un río donde el guía nos dijo que podíamos beber de él. El agua no solo era pura, era super cristalina. ¡Imaginaros eso en España!.


Contratamos una excursión en kayak que al final se nos hizo un poco corta y la verdad, pasamos un poco de frío. La lluvia paro un poco, pero la humedad era tal que nuestro cuerpo llego a resentirse. En el global de esta pequeña aventura podemos decir que fue fantástica, ya que este lugar no solo es salvaje, es sencillamente espectacular. Más que recomendable.


Os recomendamos que leáis el artículo de «Locas actividades que hacer en Nueva Zelanda«
Reservar excursión a Milford Sound
Recomendamos que reserves con antelación la excursión a Milford Sound, ya que en temporada alta puedes quedarte en tierra y tener que esperar al menos un día a que haya plazas en alguno de los ferries.