Noruega es impresionante y la isla de Senja no se queda corta. En el pueblo pesquero de Fjordgard parte una de las rutas de senderismo más populares de Senja, la llamada Segla Trail. Es una ruta de fácil acceso y de corta duración, haciendo de ella una excursión ideal para pasar una mañana completa en plena montaña.
Antes de todo debéis saber que muchos visitantes esquivan la isla de Senja para realizar una ruta por las islas Lofoten, más conocida y también muy espectacular, pero si buscas más soledad, rutas de calidad y paisajes casi inéditos tu opción es Senja.
Ruta de Segla Trail
En invierno y en verano
La ruta es accesible tanto en invierno como en verano. Nosotros realizamos la ruta en pleno invierno vía Hesten, con más de un metro de nieve, sin problemas y con cierta facilidad ya que no tiene excesivo desnivel, unos 400 metros aproximadamente.
A diferencia de en verano, el invierno es recomendable subir con raquetas y bastones, y si hay mucho hielo con crampones y piolet. Lo lógico es subir con raquetas, aunque si hay huella y esta bien marcada, se puede seguir ésta y prescindir de ellas, pero no lo recomendamos.
Cuando bajábamos vimos gente subiendo con raquetas y sin bastones, una temeridad. Los bastones ayudan al equilibrio y sobre todo, a no tirar de las piernas constantemente
Partiendo desde un pequeño parking
En invierno a penas se deja ver el parking (Hesten trail head), pero éste está, os lo aseguramos. Noruega cambia tanto de invierno a verano que es como estar visitando dos países distintos.
Partimos pronto, justo al amanecer. Desde el mismo coche ya salimos con las raquetas de nieve puestas trazando la ruta con el track que nos habíamos bajado al GPS, ya que con tanta nieve la señalización, los hitos o las marcas estaban bajo el metro o los dos metros de nieve que había.
Uno se puede guiar por la caseta que hay a la salida y unos postes de la luz que ascienden en vertical hacia la montaña. Siguiendo estos postes y dejando siempre la colosal montaña de Segla a la izquierda se asciende hasta el popular mirador.
La subida es constante, con pocas puntas de desnivel pero fácil para hacer tanto con raquetas en invierno como con botas en verano. Viendo lo poco compleja que es la subida, nos imaginamos que en verano debe estar hasta arriba de gente. En invierno la cosa cambia, y éramos nosotros y el del tambor, prácticamente solos.
La única parte compleja que puede tener esta ruta en invierno, porque en verano no la tiene, es cuando se pone rumbo al mirador. Hay que tener cuidado en no resbalar por la dureza de la nieve o el hielo y apretar bien las raquetas para no caer. En cualquier caso, la caída no puede acabar mal, ya que la pendiente no es muy alta y en pocos metros acabaríais frenando, pero conviene ir con precaución.
Vistas impresionantes
Las vistas son sencillamente espectaculares, las fotos lo atestiguan, ¿no?. Da igual que sea invierno o verano, esta ruta merece la pena.
Para bajar es rápido, se hace en la mitad de tiempo :). Puedes volver por el mismo camino o realizando una circular, al menos en invierno, divirtiéndote dando saltos en la nieve.