Nicaragua. Tortugas en el Río Escalante

Tortugas en el Río Escalante. Hace poco más de un siglo, antiguos exploradores británicos se adentraban por la selva africana buscando descubrir lugares nuevos para llevar a la “moderna” Europa. Hoy en día los que seguimos soñando con esas aventuras y vivimos en rincones como la vieja Europa nos conformamos en buscar en internet sitios aislados, con poco turismo y que apenas aparezca en las principales guías de viaje.

Tortugas
Tortugas

Refugio de vida silvestre río escalante-chacocente

Refugio de vida silvestre río escalante-chacocente, un nombre un tanto largo y complejo de pronunciar para los angloparlantes es uno de esos lugares, un lugar que sin saber donde nos metíamos decidimos una vez en Nicaragua salir de los cánones, como hacemos habitualmente la verdad, para desviarnos por una carretera de tierra, llenas de baches y varios ríos que cruzar sin saber realmente si lo que vamos a ver los disfrutaríamos.

No hace falta decir que llevábamos un 4×4, un flamante Suzuki, ya que recorrer un país como éste, o llevas uno, o estás condenado a no ver casi nada en este espectacular lugar.

La Lonely Planet, una de las guías de referencia a penas le dedica unas líneas, pero eso no quiere decir que visitar un lugar como este no marque todo tu viaje.

Salimos del volcán Masaya por Rivas tomando la Panamericana hasta llegar a un cochambroso puente, angosto para los lugareños, llamado Ochomongo, en el kilómetro 77, donde nos desviamos a la derecha por una carretera de esas que piensas, ¿esto es una carretera?. Nos hemos equivocado seguro!!. Después de dar varios botes y sortear piedras efectivamente, estábamos en la carretera hacia El Astillero, que aunque no hay letrero alguno, un buen hombre nos dijo, tranquilos, vais en buen camino.

De camino a El Astillero
De camino a El Astillero

Durante 38 kilómetros pegamos botes y cruzamos dos ríos, un pista que en temporada de lluvias tiene toda la pinta de ser imprácticable, pero menos mal que era agosto, el mes español de las vacaciones, de vez en cuando casa bien con la meteorología de algún país tropical.

En el camino hacia El Astillero recogimos a un local, bueno, un cubano que enseña beisbol en alguna escuela de la zona, que iba también hacia El Astillero. Lo primero que nos dijo fue, ojo, aquí hay narcotráfico y a veces está el ejército patrullando las playas… Que majo, ya metiendo miedo solo por subirle por gratis al coche… A parte, nos sirvió para conocer de cerca como el paisaje de la zona está cambiando por la compra de terrenos por multimillonarios americanos, de echo, pasamos por el castillo de grayskull, una imponente mansión en la parte más alta de una de las colinas que hay a poca distancia de la playa.

El Astillero
El Astillero

Después de dejar al personaje en cuestión, buscamos hotel, que ingenuos, si solo hay un hotel!, El Hotel Las Hamacas, con el monopolio por el momento, salvo que desees pagar cientos de dólares en algún complejo a pocos kilómetros de distancia en el interior.

Hotel Las hamacas
Hotel Las hamacas

Una vez allí preguntamos al dueño del hotel, que por cierto, salvo dos surferos ermitaños, estaba completamente vacío, sobre la posibilidad de ver tortugas. Recibimos una respuesta poco positiva por su parte, ¿tortugas en esta temporada?. El hombre no debía estar muy puesto pensé, ya que en su momento cuando preparamos el viaje algún artículo en internet indicaba los contrario. Con la negativa, nos dimos un paseo por la enorme playa de El Astillero pensando que los 38km recorridos iban a ser en balde.

Varias horas después, después de meditarlo con un calor sofocante en la habitación cogimos todas las linternas y frontales para ver si por la playa podríamos ver algo de noche. Caminamos hacia el norte, hacia la reserva, totalmente oscuras, sin ver nada salvo la luz de la luna sobre el brillante oleaje. Pasado un tiempo, llegamos a la desembocadura de un río, un río que ni sabíamos la profundidad, su anchura ni el contenido, ¿cocodrilos?… Supongo que son de esas cosas que por el ansia o por las ganas de ver algo decidimos cruzarlo. Por suerte, el río no medía más de 20m de ancho y medio metro de profundidad, vamos, un pequeño riachuelo se puede considerar en estas latitudes.

El Astillero
El Astillero – Río Escalante

Bordeamos un acantilado lleno de cangrejos con las olas rompiendo sin cesar hasta que varios kilómetros después, una vez pasado otra larga playa, vimos a una luz al fondo. Que extraño, a la izquierda tenemos el mar, a la derecha selva con todos los sonidos de animalitos, pero, ¿una luz?. Si el pueblo más cercano está a decenas de kilómetros… A medida que andábamos nos entraba la inquietud, quizá el miedo, ya que pueden ser desde ladrones de huevos de tortuga, narcotraficantes o un simple pescador caminando. De repente, el crujido de una rama a nuestra derecha y un hombre vestido de militar con su M16 nos hizo parar. ¿Qué hacen ustedes por aquí?, ¿de donde vienen?. La inquietud se convirtió en un poco de miedo, pero al ver un uniforme al menos supimos que estábamos hablando con uno de los buenos. De El Astillero dijimos, y claro, se sorprendió. Son un poco inconscientes, el pueblo está muy lejos, acompáñenme, nos dijo.

A medida que andábamos por la playa como si fuera un sueño, decenas de bultos salían de la playa arrastrándose lentamente, ¡tortugas!, decenas de tortugas. Con los ojos como platos y casi ignorando al soldado se nos olvidó el lío en que nos habíamos metido. El soldado nos llevó hasta el puesto de mando donde una amable persona, un poco sorprendido por ver turistas, nos explicó el motivo de estar militarizada la zona, obviamente por el narcotráfico, y nos acompañó a ver el desobe de tortugas, una experiencia única.

Tortugas
Tortugas

Concretamente una de ellas cavó un enorme agujero donde iba depositando los huevos con un increíble esfuerzo. La hora que pasamos allí pasó volando, pero teníamos que volver por el mismo camino y con un mar cada vez más enfurecido. En la vuelta, en el acantilado tuvimos que andar con muchísima precaución ya que la marea había subido. Además, el río teníamos que cruzarlo de nuevo y éste había duplicado su profundidad, por lo que las mochilas y las linternas las llevamos al «vuelo», pero había merecido la pena.

Llegamos al hotel, ya de madrugada, esperando el jamón de emergencia del buen viajero, y preparamos la ruta del día siguiente, San Juan del Sur, pero esto es otro viaje y es otra historia. Javier Blanquer.

Datos prácticos

¿Cuando ir?

Nicaragua es un país tropical con grandes diferencias en función de la región que estes. La costa del pacífico es seca y calurosa, el interior montañoso es húmedo y la costa del Caribe es extremadamente húmeda y calurosa. Nosotros estuvimos en agosto y el tiempo fué increible.

¿Cómo llegar?

Desde Rivas tomando la Panamericana hasta llegar al kilómetro 77, donde está el puente de Ochomongo. Allí girar a la derecha y recorrer un camino de tierra solo apto para 4×4 durante 38km.

¿Que llevar?

Si vais a ver tortugas no pueden faltar linternas y como grata recomendación, llevad comida, en el pueblo no hay nada, salvo una pequeña tienda.

¿Donde dormir?

Puedes acampar en la playa o dormir en el único hotel del pueblo el hotel Las Hamacas.

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