Ruta invernal al Cabezo. Un Gredos para ti solo

La ruta que vamos a comentar hoy es perfecta para aquellos a los que les gusta disfrutar de la montaña a solas. La ruta invernal al Cabezo, en la Sierra de Gredos, es poco frecuentada y muchas veces no encontramos ningún montañero a kilómetros a la redonda. Una ruta que ya comentamos en verano y que ahora hemos decidido hacerla en invierno, a tope de nieve y de manera circular.

Ruta invernal al Cabezo, Gredos (Circular)

El Cabezo es un pico de 2189 metros situado en la vertiente oriental de la Sierra de Gredos. En su cara Oeste linda con el puerto de Serranillos y al norte los pueblos de Serranillos y Navarevisca. Es justo desde la localidad de Serranillos donde empieza y termina la ruta, una ruta completamente circular.

Detalle de la ruta

• Dificultad: media
• Tipo: circular
• Distancia: 12.2 km
• Duración aproximada: 6h
• Ascenso total: 1414m
• Descenso total: 1414m
• Altitud máxima: 2189m

 Descargar track de la ruta

A destacar que el Cabezo suele tener mas nieve que mucha de las montañas de su alrededor, siendo la mas conocida el pico del Torozo, al otro lado del puerto de Serranillos y justo bajo el famoso puerto del Pico.

Aun así, el circo de Gredos siempre alberga mas nieve, pero el Cabezo es una joya que no deberíamos obviar. Muchas veces olvidado por su lejanía y otras tantas por su desconocimiento y poca fama.

Ruta circular invernal al Cabezo

La ruta parte de la localidad de Serranillos (1200m), famosa por tener una parada de metro. Bromas a parte, lo cierto es que tiene los carteles del Metro, pero poco mas que eso.

El coche lo dejamos al principio del pueblo, justo donde hay un cartel al otro lado de la carretera y muestra un mapa de la zona.

Desde allí comenzamos a seguir una pista de tierra sin señalizar, por lo que recomiendo llevar mapa o GPS. Tener en cuenta que hay muchas bifurcaciones, pero como norma general tenemos que ir tomando los desvíos en dirección Sur, Sur- Este.

El inicio es arbolado, con poca visibilidad de lo que tenemos delante, pero una vez nos vayamos acercando a un arroyo que baja del mismo Cabezo, los arboles desaparecerán y el camino será mas fácil de seguir hasta que este termina de golpe frente a un muro de piedra y una puerta de metal.

El muro lo seguimos a través de un sendero muy estrecho, que en algunas situaciones se cubre de vegetación, especialmente de «malditos» piornos. Dado que los maldigo, fue justo ese momento cuando comenzó a nevar (1450m).

Además fue el momento de pisar nieve y comenzar a perder visibilidad. El Cabezo aún no lo habíamos visto, sabíamos que estaba detrás de unas nubes muy espesas y teníamos que hacer mano del mapa para poder atacarlo de la manera mas precisa posible, obviando los canales mas expuestos.

El viento apretaba fuerte. Cabe mencionar que hacía solo 1 día, una borrasca profunda o «explosiva» atravesó la península y todavía estaba dando sus últimos coletazos. Eso apuntaba a un tiempo muy cambiante, donde las nubes atravesarían las cotas mas altas a una velocidad vertiginosa dando la posibilidad de abrirse algún claro.

Pero los claros no aparecían y a golpe de GPS decidimos tomar el camino mas sencillo sin buscar pendientes muy pronunciadas, aunque si bien es cierto que tuvimos que pasar mas de un paso de 40 grados aproximadamente.

Tras aproximadamente 3 horas hicimos cumbre. Estábamos a 2190 metros y había vientos huracanados que no hacían fácil estar de pié. Apenas estuvimos 5 minutos en la cima y decidimos seguir la cuerda hasta la otra cumbre del cabezo (cabezo de gavilanes) pasando por el cerro del Tambor.

Tomamos la cresta primero por su lado derecho y luego por el izquierdo. El intenso viento cambiada de dirección de manera constante y la nieve polvo era lanzada contra nosotros de manera desafiante. No andábamos cómodos pero no todo serían malas noticias, algunos claros comenzaban a salir y de vez en cuando podíamos sacar la cámara y tomar fotografías.

Cada vez estaba el cielo mas despejado y finalmente pudimos ver toda la cresta, de principio a fin. Una lástima no poderla ver mientras la recorríamos, pero como se puede observar en días claros es fácil superarla.

Llegamos a la segunda cima del cabezo o cabezo de gavilanes. Con su cartel «verde» en verano que hoy se encuentra tapado por la nieve. Momento de hacerse la foto de recuerdo, mientras los cristales de hielo me golpean con cariño la cara.

Y ya que estamos para tonterías, hacemos la foto que uno nunca debe hacer cuando hay fuertes rachas de viento. Por tanto una buena colleja para el servidor.

Continuamos nuestro camino de vuelta a Serranillos y dado que el cielo está despejado, busqué un mirador que conocía del pueblo. Lugar donde se suelen colgar las típicas banderitas del tibet pero que hoy se las ha llevado el viento.

Comenzamos la bajada y uno de mis crampones se suelta, cosa que nos hace perder mucho tiempo en diversas ocasiones. Una de mis correas no termina de agarrar bien, cosa que tendría que revisar mas tarde en casa.

Por culpa de ese crampón rebelde, tuvimos que hacer mas zig zags de lo normal, pero la seguridad es lo primero. El suelo está completamente helado y cualquier resbalón podría ser fatal.

Con la mente puesta en terminar cuanto antes, buscamos el punto donde la nieve terminaba mas temprano, justo pegado a un arroyo. Eso fue nuestra meta dado que el camino no estaba señalizado en ningún momento. Cualquier hito está cubierto por la nieve.

Una vez dejada la nieve atrás, el camino fue sencillo y mas aún cuando teníamos una visibilidad muy buena. Quizás el único apunte a reseñar en esta parte es tener que saltar varios muros de piedra y sortear unos cuantos piornos. Poco mas que eso.