Madrid de los Austrias, ¡pero qué grandeza tenemos!. Madrid es una ciudad urbana moderna y funcional que nada tiene que ver con un periodo donde fue capital del mayor imperio de la Edad Moderna. La Puerta Europa, la zona financiera y residencial de AZCA, Plaza Castilla, la futura creación de Castellana Zona Norte o el edificio Mirador, que es un curioso conjunto de viviendas distribuidas en forma de manzana, son espacios urbanos de una ciudad en constante transformación, sobre todo desde la segunda mitad del siglo XX y comienzos del siglo XXI. El Madrid de los Austrias en cambio es de esas áreas casi intactas, de las cosas que hay que ver en Madrid y no pasar por alto, un Madrid clásico, un Madrid para no olvidar.
Ruta por el Madrid de los Austrias
Volviendo atrás en el tiempo: La Casa de Austria
Con la llegada de los Habsburgo al reino de España, sobre todo desde 1561, Felipe II estableció la Corte en Madrid tras dejar Valladolid. Tal designación provocó un aumento de la población y eso trajo una ordenación urbanística obligatoria. El monarca puso al frente de este plan al arquitecto Juan Bautista de Toledo.
Por Madrid de los Austrias se entiende la zona de Madrid, es el Madrid más turístico, que tuvo una especial relevancia gracias a la presencia de la corte y que se ve en las calles, monumentos o edificios, muchos de corte administrativo o eclesiástico, durante los casi dos siglos que duró la dinastía de los Habsburgo en España, desde que en 1516 Carlos I fue reconocido como rey hasta la muerte de Carlos II en 1700.
Mapa del recorrido
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El Palacio Real
Comenzamos por el Palacio Real de Madrid. Los primeros orígenes del palacio datan del siglo IX, cuando los musulmanes preocupados por la defensa de la ciudad ante los embates cristianos, levantaron una fortaleza en Mayrit (Madrid) que más tarde sería usada por los reyes de Castilla. En el siglo XVI se construyó el alcázar sobre los mismos cimientos que era el legado de la Casa de Austria, pero en un incendio en la Nochebuena de 1734 lo redujo a cenizas. Como curiosidad comentar que en esta época eran normales los incendios como los que sufrió el Alcázar de Toledo a lo largo de la historia. Luego con la llegada del primer Borbón, Felipe V, se comenzó la construcción del nuevo palacio, que debería ser el asombro y envidia de las demás cortes europeas. Mencionar que Felipe V estuvo muy interesado en la arquitectura palaciega e impulsó Aranjuez, La Granja de San Idelfonso y su segunda esposa el palacio de Riofrío.
El Palacio Real es de los más grandes del mundo y el que más extensión tiene de Europa Occidental. Las obras se iniciaron en 1738 y la ceremonia de la primera piedra estuvo bendecida por un obispo y por la presencia del marqués de Villena y duque de Escalona, en nombre del rey, que introdujo en un cofre de plomo monedas de oro, plata y cobre acuñadas en las Reales Fábricas de Moneda de Madrid, Sevilla, Segovia, México y Perú. Tallada en la piedra figuraba la siguiente inscripción:
«Aedes Maurorum / Quas Henricus III Composuit /Carolus V amplificavit / et / Philipus III ornavit / Ignis Consumpsit Octavo Kalendas Janvarii / Anno MDCCXXXIV / Tamden / Philipus V spectandas restitutit / Aeternitati / Anno MDCCXXXVIII»
«Un castillo de los moros que Enrique IV restauró; Carlos V lo amplió, y Felipe II lo adornó; lo consumió el fuego el 24 de Diciembre de 1734, pero Felipe V lo reconstruyó, tal, que ha de hacer frente a la Eternidad, en el año 1738»
En sus 135.00m2 repartidos en más de 3.400 estancias son especialmente representativas la Escalera Principal, con más de 70 peldaños de Sabatini. El Salón del Trono con su techo pintado por Tiépolo, las Salas Gasparini, el Salón de Alabarderos y la Real Farmacia, donde puedes ver las recetas dispensadas a la Familia Real. La Capilla Real posee una magnífica colección de instrumentos de cuerda fabricada por Antonio Stradivari, conocido por su forma en latín Stradivarius.
Todos los miércoles y sábados puedes disfrutar en la Puerta del Príncipe del cambio de guardia de la Guardia Real. Si estas por la capital el primer de cada mes (excepto en enero, agosto y septiembre), se celebra el Relevo solemne, que es más grandilocuente y espectacular (en ambos casos siempre y cuando los actos oficiales o la climatología lo permitan). El acto dura aproximadamente unos 45 minutos y comienza con el establecimiento de los puestos de guardia en la Plaza de la Armería y se suceden de la siguiente manera: revista de tropas, entrada de guardia saliente, desfile de guardia entrante, solicitud para iniciar el relevo de los Comandantes Jefe de la Guardia, relevo en los puestos de artillería y caballería, relevo en los puestos de centinela, retirada de la guardia y desfile de la guardia saliente. Todo un espectáculo visual. Y así desfilan lanceros y alabarderos, compañías de fusiles, militares a cargo de piezas de artillería y carrillos de munición durante casi una hora. Una espectacular escenificación del relevo tal y como se hacía en tiempos de los reyes Alfonso XII y Alfonso XIII a finales del siglo XIX y comienzos del XX.
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Plaza de Oriente
La Plaza de Oriente es nuestro siguiente lugar de paso tras salir del Palacio Real, aunque su construcción la inició José I, está en medio de dos edificios emblemáticos, el Teatro Real y el que acabamos de abandonar. En el centro está la famosa estatua de Felipe IV, el primer “Austria menor”. Es una estatua ecuestre encargada por el Conde Duque de Olivares, su valido, para agasajar al monarca y realizada por el escultor Pietro Tacca en 1640 partiendo de un retrato pintado por Rubens luego perdido y no hallado nunca más.
Hay un pequeño museo situado bajo la superficie en el aparcamiento de la plaza ofrece documentación de cómo era el lugar en el Madrid de los Austrias. La entrada para visitar los restos arqueológicos de la Plaza de Oriente es gratuita y para acceder debes bajar al parking subterráneo (es por ello por lo que encontraron gran cantidad de restos en los finales del siglo XX al remodelar el lugar y hacer el aparcamiento). Si te fijas bien tienes cerca el Palacio Real, la Catedral de la Almudena, el Campo del Moro, los Jardines de Sabatini, el Monasterio de la Encarnación, el Teatro Real y la estatua de Felipe IV, que ya hemos comentado y además de las esculturas del Cabo Noval y el Capitán Melgar (estas a los lados de los jardines o plaza). Rodeado de unos bellos jardines y árboles es un lugar ideal para fotografiarse o bien descansar. Con el buen tiempo ponen a veces una noria para la diversión de los más pequeños.
Monasterio de la Encarnación
El Real Monasterio de la Encarnación fue fundado en 1611 por la reina doña Margarita, esposa de Felipe III como convento de monjas de clausura. En la desamortización de Mendizabal de 1836 fue uno de los edificios afectados por la Ley y se procedió a su demolición. Tras cinco años de obras y remodelaciones volvieron las monjas. En su interior se guarda la famosa reliquia de San Pantaleón donde la sangre del santo se licua todos los años el 27 de julio.
Plaza de los Ramales
La Plaza de Ramales es uno de esos lugares del Madrid de los Austrias que sirve de paso hacia la plaza de Isabel II y el Teatro Real o al lado contrario hacia la plaza de Oriente y el palacio Real.
Hay varias terrazas si deseas tomar algo tranquilamente mientras se contempla la plaza o incluso la fachada del Palacio Real al fondo o simplemente el transitar de los turistas. Su ordenamiento es moderno pero aquí hubo dos de las iglesias más antiguas de la capital y curiosamente en la de San Juan Bautista pudo estar enterrado el pintor de cámara de Felipe IV, el archiconocido Diego Velázquez. Hay un monolito del pintor sevillano, obra de Fernando Chueca Goitia en la plaza. Ya no queda casi nada de la iglesia pero una cristalera exhibe los restos del templo para contemplación de los paseantes.
La otra iglesia, llamada Santiago fue derribada en tiempos de José Bonaparte junto con la de San Juan Bautista, pero aquélla volvió a levantarse con su apariencia actual y recibió el nombre de Santiago y San Juan para aunar a las dos parroquias demolidas.
También en la plaza de Ramales está la Casa Palacio de Ricardo Angustias que como curiosidad destacar que tiene un torreón y debe ser de las únicas del Centro de Madrid con ese tipo de arquitectura y la Casa Palacio de Domingo Trespalacios de 1768. Aquí se recuerda que en la desaparecida Iglesia de San Juan fue enterrado en 1736 Filippo Juvarra, creador del primer proyecto del Palacio Real.
Teatro Real
Bajo el reinado de Fernando VII se inician en 1818 los trabajos de construcción del Teatro Real con la colocación de la primera piedra el 23 de abril de ese año, tras la Real Orden que dictaba la remodelación de la Plaza de Oriente y la construcción de un teatro de ópera en el mismo lugar que se había ubicado el Real Teatro de los Caños del Peral.
Antonio López Aguado se encargó del proyecto al ser el arquitecto municipal bajo el reinado de Isabel I, el cual se inauguró en 1850 y fue durante décadas uno de los principales teatros europeos, pero un hundimiento en 1925 provocó que estuviera en continuas obras 41 años, sin poder abrir al público. En 1966 reabrió como auditorio y sede del Real Conservatorio Superior de Música y Escuela de Arte Dramático. Declarado Monumento Nacional en 1977, no fue hasta veinte años después y tras casi siete años de reformas constantes, cuando volvió a ser la sede madrileña del canto hermoso.
Desde su reapertura en 1997 el Real ha acogido diez estrenos mundiales de ópera. El teatro organiza visitas guiadas, en diferentes idiomas, en las que se hace un recorrido por los espacios públicos y artísticos del Real
Plaza de Isabel II
Donde termina la calle Arenal justo comienza la casi total peatonal Plaza de Isabel II que, con el nombre de Caños del Peral, fue muy importante en la época de los Habsburgo. En el siglo XVI existía aquí una fuente llamada así, de los Caños del Peral y de ahí su nombre hasta el reinado de Isabel II. Tenía siete pilas y siete caños, de ahí su nombre y era un lugar frecuentado por los vecinos a lavar ropa y los aguadores a llenar sus cántaros.
Bajo la superficie de la plaza, entrando por la boca de metro, se puede acceder al Museo de los Caños del Peral donde se conserva un trozo de esta fuente. A su lado se instaló una compañía de “commedia dell’arte” en tiempos de Felipe V y años después se levantó el Teatro de los Caños. Esto fue el germen de nuestro Teatro Real, ya del siglo XIX del que hemos hablado anteriormente.
Iglesia de San Ginés
En plena calle Arenal, que además es peatonal y puedes continuar tu visita tras ver la plaza de Isabel II, te encuentras está iglesia que es una de las más antiguas de Madrid en pie ya que se construyó en 1645 sobre los restos de lo fue una ermita mozárabe (era normal aprovechar cimientos o construcciones anteriores). Realizada a partir de un proyecto de Juan Ruiz, ha sufrido diferentes restauraciones y modificaciones a lo largo de su historia por incendios, guerra o reforma, la última de 1956 de José Luis Martín.
La iglesia de San Ginés cuenta con un rico patrimonio artístico del que destaca la obra La purificación del templo, de El Greco, la escultura del Cristo Caído, de Nicolás Fumo. También hay obras de Tiépolo, Juan Carreño Miranda, Luca Giordano o Alonso Cano.
- Calle Arenal, 13
- Horarios: Lunes a sábado: 8:45 – 13:00/ 18:00 – 21:00.
- Domingos y festivos: 9:45 – 14:00 h/ 17:45 – 21:00.
Si te apetece tomarte un chocolate con churros, algo muy tradicional de los madrileños y de la capital tienes al lado la famosa churrería San Ginés, que desde 1894 sigue ofreciendo este tradicional dulce de desayuno, merienda o como un simple capricho.
Monasterio de las Descalzas Reales
El Monasterio de las Descalzas Reales es tu siguiente parada, este edificio es de estilo renacentista plateresco. La construcción la comenzó Antonio Sillero y lo concluyó Juan Bautista de Toledo entre 1559 y 1564. Tiene su origen en un viejo palacio que fue reconvertido en convento por deseo de Juana de Austria, hija de Carlos I y hermana de Felipe II. También vivió en estas paredes su hermana María, emperatriz viuda, que falleció aquí en 1603.
- Dirección: Plaza de las Descalzas, s/n
- Precio: 6 €
- Horarios: Martes a Sábados: 10:00-14:00 / 16:00 – 18:30
- Domingos y festivos: 10:00-15:00
Plaza Mayor de Madrid
La Plaza Mayor de Madrid es uno de los símbolos de la ciudad y uno de los atractivos turísticos más importantes de la capital y de España. Es el mayor logro y obra de los Austrias en la ciudad de Madrid. Siempre bulliciosa y llena de turistas ya que está rodeada de bares, restaurantes, terrazas y comercios. Los domingos se llena de puestos dedicados principalmente a la numismática y la filatelia lo que nos recuerda sus orígenes donde se celebraba un mercado.
Era el centro de la vida social madrileña hasta la creación de la Puerta del Sol. Tras el traslado de la corte a Madrid en 1561, Felipe II ordenó una remodelación del lugar la cual terminó en el año 1619. Destaca la Casa de la Panadería, la más antigua de la plaza construida en 1590, también es llamativa y conocida La Casa de la Carnicería, enfrente de la anterior y la estatua de Felipe III colocada allí en el año 1848. El Arco de Cuchilleros, en el rincón suroeste, es el más monumental de sus accesos, diseñado por el arquitecto Gómez de Mora.
Arco de Cuchilleros
Es la entrada más famosa y otro punto del Madrid de los Austrias, que justo da acceso a la Plaza Mayor y está situada en la esquina sur-oeste de la plaza.
Un incendio en 1790 permitió la reconstrucción de la plaza llevada a cabo por el arquitecto Juan de Villanueva, quien redujo en dos alturas las fachadas, cerró las esquinas de la plaza y levantó nueve arcos de acceso. El más conocido es el de Cuchilleros, cuya escalinata salva un acusado desnivel. Los edificios de esta calle siempre llaman la atención por su altura e inclinación de las fachadas, a modo de contrafuertes (un recurso de su época). Su nombre se debe a que aquí se ubicaban los talleres de cuchilleros que proveían de instrumental a los carniceros de la Casa de la Carnicería, que fue el depósito general de carnes del que hablamos anteriormente, en plena plaza Mayor.
Si quieres comer en un sitio con solera e historia, pues reservar en “Sobrino de Botín”, fundado en 1725 y que figura en el Libro Guinness de los Récords como el restaurante más antiguo del mundo.
Nota: Te puedes dejar caer por el Mercado de San Miguel, un mercado de estructura de hierro de inicios del siglo XX que se ha reconvertido y donde te puedes tomar algo mientras al lado tienes un puesto vendiendo mercancía.
Palacio de Santa Cruz
Rodeando por fuera de la plaza si hemos ido a ver el Arco de Cuchilleros o saliendo de la Plaza Mayor por la puerta de la calle Gerona, llegaremos a la Plaza de la Provincia donde se encuentra el Palacio de Santa Cruz. Este edificio construido entre el año 1629 y 1736, bajo el reinado de Felipe IV (siglo XVII), se parece mucho a la Casa de la Villa (anterior Ayuntamiento de la Villa de Madrid), sirvió inicialmente para albergar la cárcel de la ciudad, así como la sala de los Alcaldes de Casa y Corte del Madrid de los Austrias.
Es la actual sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, ocupación para la que fue destinado desde 1938. En 1996 fue declarado Bien de Interés Cultural.
Desde aquí retomamos hacia el norte por la calle de la Fresa y nos adentramos en ese núcleo de calles estrechas y tortuosas que han conservado el mismo trazado de su origen y donde se encuentra la legendaria Posada del Peine.
Basílica de San Miguel
En pleno corazón del Madrid de los Austrias se encuentra esta basílica que es una de las construcciones arquitectónicas más relevantes del barroco español y eso que es pequeña y nada conocida como las catedrales que hay por el territorio español. Fue construida sobre en el solar que ocupaba la antigua parroquia de los santos Justo y Pastor, terminándose en el año 1745.
El edificio es obra del italiano Santiago Bonavía y su planta de cruz latina, aunque inicialmente se le encargó el trabajo a Teodoro Ardemans y fue terminado por Virgilio Rabaglio. Lo más destacable es la fachada, de forma convexa y rematada por dos torres con chapiteles, de influencia oriental.
- Dirección: Callede San Justo, 4
- Precio: Entrada gratuita
- Lunes a sábado: 9:45 – 13:15 h. / 17:30 – 21:15
- Domingos y festivos: 09:45 – 13:30 h. / 18:30 – 21:30
La plaza de la Villa
Bordeando la basílica de San Miguel por el lado izquierdo, tomamos la calle Puñonrostro, atravesamos la tranquila plaza del Conde de Miranda donde se encuentra el convento y la iglesia de las Carboneras y nos metemos por la curiosa y estrechísima calle del Codo (llamada así por su forma) para llegar a la histórica Plaza de la Villa, imprescindible en el Madrid de los Austrias.
Es la antigua Plaza de San Salvador ya que se encuentra delante de la Iglesia del mismo nombre que estaba en la calle Mayor, en el pórtico se hicieron los primeros plenos del Ayuntamiento, hoy en día se la recuerda por una placa en el mismo sitio donde se levantaba la Iglesia, a la altura del número 70.
Volviendo a la plaza de la Villa hay que recordar que es uno de los conjuntos monumentales mejor conservados de Madrid. Fue sede del Ayuntamiento hasta su traslado al Palacio de Cibeles ya en el pleno siglo XXI. El más antiguo es la Casa y Torre de los Lujanes, de origen medieval del siglo XV. La Casa de Cisneros es del siglo XVI y la Casa de la Villa, el edificio más importante es del siglo XVII, aunque con múltiples reformas a lo largo del tiempo.
La casa de la Villa es un edificio construido en estilo barroco del año 1696 y ha tenido varias remodelaciones, destacando la de Juan de Villanueva más de un siglo después de su construcción.
En el centro de la Plaza se encontraba la Fuente de la Villa que desapareció por la estatua de Carlos V y que finalmente se sustituyó por la del Almirante Marino Don Álvaro de Bazán con motivo del tercer centenario de su muerte en 1888, por lo que el Ayuntamiento decidió erigirle un monumento en el centro de la plaza, que no se inauguró hasta el 19 de diciembre de 1891. La estatua de bronce es obra del escultor Mariano Benlliure, como anécdota debemos conocer que en cara posterior del pedestal que lo sustenta, pueden leerse los versos que Lope de Vega dedicó al homenajeado.
Fuente de la Cruz
No nos olvidemos de esta pequeña y tranquila plaza donde el Tribunal de la Inquisición realizaba sus actos inquisitoriales. El nombre, deriva del uso de la cruz de madera pintada de verde que el Santo Oficio colocaba durante sus autos.
La fuente es de grandes dimensiones y fue levantada en el siglo XIX. Sin embargo es parte del Madrid de los Austrias porque está coronada con la escultura de Diana ejecutada por Ludovico Turqui en 1620. Justo enfrente vemos la tapia del Jardín del Príncipe de Anglona y la plaza de la Paja, por donde accederíamos al barrio de La Latina.
Palacio del duque de Uceda o de los Consejos
Este palacio nobiliario de estilo barroco representa la arquitectura residencial nobiliaria del siglo XVII. Construido por encargo de Cristóbal Gómez de Sandoval-Rojas, primer duque de Uceda, valido de Felipe III, de 1613 a 1625. En sus dependencias vivió la Mariana de Austria, segunda esposa de Felipe IV y madre de Carlos II. Curiosamente la monarquía sufragaba los gastos y alquiler hasta su compra para el personal y miembros de los diversos Consejos y personal importante de la corte.
En su momento, adosado al conjunto principal había un convento de monjas bernardas. Este convento había sido fundado por el mismo Duque de Uceda, pero hoy sólo queda la Iglesia del Sacramento de las Fuerzas Armadas y conocida como Catedral Castrense.
Debido al desnivel del terreno se puede apreciar que la fachada principal es más pequeña que la trasera, ocupando la primera tres plantas y la posterior cinco. Actualmente este edificio alberga las dependencias del Consejo de Estado y Capitanía General. Como anécdota recordar que una de las consultas que se realizó al Consejo de Estado en 1984 fue qué nombre debía llevar España en las relaciones internacionales “y se decidió que fuese Reino de España”.
Iglesia de San Nicolás de Bari
En el barrio de Santiago y para terminar la jornada por el Madrid de los Austrias nos metemos por el barrio de Santiago, enfrente del palacio del Duque de Uceda. Curiosamente estas calles fueron las primeras en sufrir la reurbanización y el crecimiento de población con la llegada de los Austrias y su reinado. Justo ahí está la iglesia más antigua de la capital, San Nicolás de Bari, cuyo origen es del siglo XII. De su arquitectura destaca la torre mudéjar del siglo XII rematada por un chapitel del siglo XVII.
Aquí terminaría nuestra visita por el Madrid de los Austrias pero por supuesto, en la ciudad hay más edificios construidos durante el reinado de los Austrias que se encuentran fuera de esta zona y que son también recomendables para visitar, como el Parque del Buen Retiro o el Salón de los Reinos.
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